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Cuando la muerte sucede en las aulas

La urgencia de preparar a las escuelas para hablar de finitud

por Cultura Paliativa

Montevideo, Uruguay, junio de 2025

El impacto de la muerte y el duelo en las trayectorias educativas es un tema que con frecuencia se silencia en las aulas, en las escuelas. Conversamos con Juan Pedro Mir, un maestro de educación primaria que, además, es licenciado en Ciencias de la Educación y tiene una maestría en Aprendizaje y Currículum. Juan fue uno de los docentes de la Jornada sobre enfermedades crónicas en la escuela que hicimos el año pasado. Vive y trabaja en Montevideo, Uruguay, donde divide su práctica profesional entre su actividad de maestro de educación primaria, la formación de futuros docentes y su tarea en CASMU, un prestador integral de Salud desde donde en los últimos años se propuso tender un puente entre los Cuidados Paliativos Pediátricos y la Educación. Su compromiso con la Educación y la reflexión sobre el final de la vida lo llevaron a explorar dentro del campo de la Pedagogía de la Muerte, un enfoque que para él se transformó en esencial y que lo ayudó a transformar su mirada y su práctica profesional.

Juan Pedro en acción en el aula. Fotos: Gentileza Juan Pedro Mir.

Un camino que nació de la urgencia

El interés de Juan Pedro por el duelo y la muerte en el ámbito educativo no surgió de la nada, sino de una situación bien concreta. Años atrás, mientras trabajaba en la Fundación PROCASMU en su ciudad, Montevideo, se encontró con la trágica noticia del fallecimiento de un niño por un caso de violencia familiar. La respuesta del sistema educativo frente a esta situación no fue la que él hubiera querido y eso lo impulsó a investigar cómo se estaban manejando situaciones así en las instituciones educativas del país. Su camino de búsqueda se profundizó aún más cuando empezó a trabajar en el campo de la pedagogía hospitalaria, acompañando a niños y niñas que deben enfrentar internaciones largas y enfermedades complejas. En estos últimos años, Juan Pedro quiso dar un paso más y decidió investigar: eligió la Pedagogía de la Muerte como tema de su tesis de maestría. Todo este recorrido lo llevó a entender que la muerte y el duelo no solo necesitan un enfoque preventivo y posventivo, sino que también ofrecen una perspectiva valiosísima para enseñar y aprender sobre estos temas, tan humanos, fundamentales y transformadores.

“El mayor problema está en el miedo de los propios docentes a hablar del tema o en que no lo consideran importante”, afirma Juan Pedro.

La escuela como un abrazo frente a la finitud

Juan Pedro nos dice que las escuelas no son solo un lugar, sino que son “el momento donde la sociedad puede hacer que la vida de chicas, chicos y jóvenes sea mejor”. Con su hablar calmo agrega y nos invita a reflexionar: “Si incluimos la muerte en la pedagogía, abrimos la puerta a un tema que siempre estuvo guardado bajo siete llaves en los programas escolares, pero que en realidad ofrece muchísimas posibilidades para pensar la vida en su totalidad”. Hablar de la muerte, asegura, permite a adultos y jóvenes explorar, desde distintas áreas, como el arte, la literatura, la historia o la filosofía, cosas tan importantes como la pérdida, la espera, la duda y el dolor que uno siente. «La escuela, en este sentido, debería ser un lugar que te reciba y te dé un abrazo, un espacio donde cada estudiante sienta que, si lo necesita, puede transitar su duelo», afirma Juan Pedro. Ese es, según él, el gran desafío: incorporar la muerte, el duelo y las enfermedades largas en la Educación de forma pedagógica, como parte de lo que se enseña.

«Los maestros no estamos preparados para abordar muchos temas, y quizás este sea uno de ellos. Pero eso no puede ser un freno para no hacerlo», afirma. Aunque reconoce que falta formación en el área, subraya que la muerte “es una posibilidad” y que, como puede suceder en el contexto educativo, esto obliga a docentes, directivos y equipos técnicos a enfrentarla. Es urgente empezar a prepararse. “Pensadas como espacios que reciben al otro y que valoran la diversidad, las escuelas deben estar dispuestas a tomarse el trabajo de estar preparadas y dispuestas a recibir situaciones de muerte y duelo”, asegura.

Obstáculos a superar: el miedo docente y la necesidad de legitimación

Como maestro y formador, Juan Pedro no ve obstáculos para abordar estos temas con sus estudiantes. «Cuando uno aborda desde distintos lados los temas relacionados con las pérdidas, incluso con la muerte o el duelo, cuando ocurren fallecimientos de una mascota o de un familiar, si se habla del tema y uno está dispuesto, las y los alumnos son los primeros en abrirse a conversarlo», asegura. Según su experiencia, el mayor problema está en el miedo de los propios docentes a hablar del tema o en que no lo consideran importante. La muerte y el duelo todavía necesitan ganar peso en los equipos educativos para ser vistos como un área de trabajo tan importante como cualquier otra, ya sea Educación Sexual o algo tan relevante como Matemática o Historia.

Un horizonte de sensibilidad y redes de apoyo en Uruguay

A pesar de las dificultades, Juan Pedro Mir ve un futuro prometedor en relación al desarrollo de este tema en Uruguay. “Se está creando una red para abordar los Cuidados Paliativos y la Educación, impulsada por instituciones del gobierno, organizaciones civiles y entidades de Salud. Tanto algunos equipos de Cuidados Paliativos Pediátricos como ciertos organismos oficiales están empezando a tratar estos temas”, cuenta. Este proceso incipiente de concientización está dando sus primeros pasos, con lecturas y formación en el extranjero. “En los últimos años, tuvimos oportunidad de recibir estímulos de otros proyectos que vienen trabajando estos temas fuera del Uruguay, como por ejemplo el equipo de la Fundación IPA – Ideas Paliativas en Acción (de Bariloche, Argentina) con quienes hemos compartido una jornada y espacios de capacitación”, asegura. La consolidación de una red que pueda reunir a escuelas públicas y privadas con instituciones de Salud dependerá en definitiva del apoyo y el protagonismo tanto de los profesionales de la Salud como de la Educación.

Algunas conclusiones de su tesis de maestría: la soledad y la imperiosa necesidad de formación

La reciente tesis de maestría de Juan Pedro Mir se titula Abordaje de enfermedades prolongadas graves, muerte y duelo en la enseñanza educativa (Escuela de Posgrados, Universidad Católica del Uruguay) y recoge las experiencias de siete docentes uruguayos que vivieron el fallecimiento de niños en sus aulas. El objetivo principal de este trabajo de investigación y reflexión fue hacer públicas palabras y sensaciones que, muchas veces, se viven en privado y en ese ámbito quedan.

Uno de los primeros hallazgos de su trabajo fue el hecho de que en ninguno de los siete casos, ninguno de los docentes ni de las escuelas a las que pertenecían contaba con un protocolo sobre cómo abordar la muerte y el duelo. Los docentes admitieron no haber recibido ningún tipo de formación previa para enfrentar estas situaciones, lo que les generó un impacto enorme en su trabajo y en sus vidas, tanto a nivel profesional como personal.

Las y los docentes entrevistados tuvieron un punto en común: más allá de la causa de muerte que determinó cada situación de duelo, todas las personas entrevistadas para esta investigación hicieron referencia a la soledad que tuvieron que atravesar al momento de enfrentar estas situaciones. En general, no tenían claro qué hacer y qué no hacer frente a una muerte en la escuela y la mayoría de las veces no contaron con el acompañamiento necesario, ni siquiera de sus propias instituciones.

La última conclusión de su tesis fue la necesidad de formación, ya sea al principio de la carrera o de forma continua, para que las y los docentes sepan cómo enfrentar situaciones de enfermedades largas, muerte y duelo en las escuelas.

– Juan Pedro, ¿qué considerás como más importante cuando una escuela debe afrontar una situación de muerte y duelo?

– Primero y fundamental, creo que estas experiencias deben manejarse desde un enfoque institucional, y que nunca deberían depender del interés que pueda o no tener cada docente. La escuela como un todo debe abordar el tema del cuidado, del duelo y la muerte, porque estos sucesos no afectan solo a un niño o una niña, sino que impactan en su entorno, en sus pares y en cada adulto y adulta que acompaña, en sus hermanos que van a la escuela y en sus compañeros de clase.

Los equipos docentes deben tener claro que la muerte de sus alumnos puede estar presente, que es una posibilidad dentro de la experiencia educativa. En Uruguay contamos con aproximadamente setecientas instituciones, entre escuelas, colegios y jardines de infantes. Somos un país con poca población, y se estima que cada año fallecen unos ciento cincuenta niños en etapa educativa. De alguna manera, esta estadística muestra lo necesario que es estar preparados.

Para brindarles formación a los equipos docentes, primero hay que poner el tema sobre la mesa, hablar de la muerte tal cual es, sabiendo que uno puede abordarla dejando de lado los mitos y los secretos, permitiendo que la escuela sea un espacio de calidad donde los chicos puedan expresarse en todas las situaciones de duelo que vivan. También hay que dar espacio para que los maestros y profesores planteen el tema y generen encuentros con sus alumnos y alumnas para hablar de la muerte y el duelo, creando así cercanía y empatía.

Otra estrategia importante es formar a los equipos directivos para que sepan cómo comunicarse con los padres y las comunidades educativas en estas situaciones tan especiales, estableciendo protocolos de actuación para que, ante muertes repentinas, por ejemplo, las instituciones tengan un plan de acción.

Finalmente, uno de los puntos más importantes: hay que incluir formación de los futuros maestros y maestras desde el inicio de su carrera para que comprendan que la muerte y el duelo son temas que atraviesan todo el currículum.

Pensar el tema de la muerte y el duelo como parte de la currícula educativa significa también integrarlos desde la Literatura, el lenguaje, la Filosofía, la Ética, el Arte, la Historia, desde distintos puntos que permitan a cada niño y joven ir acercándose al tema de la muerte como un fenómeno de la experiencia de estar vivos e ir comprendiendo la noción de finitud, lo que a su vez les permitirá e invitará a vivir la vida con más intensidad.

¿Acaso no es la escuela, justamente, el lugar que pensamos como sociedad para que nos prepare para la vida y nos dé herramientas para enfrentar y disfrutar todos sus devenires?

+Cultura Paliativa

Paliativistas pediátricos en ronda

Paliativistas pediátricos en ronda

Días atrás se llevó a cabo en Montevideo el 5° encuentro de Cuidados Paliativos Pediátricos del Cono Sur, un espacio que año a año se consolida como un encuentro de equipos pediátricos de la región. Guadalupe Colombo Paz, psicóloga paliativista, viajó hasta allá a escuchar charlas, a encontrarse con colegas y volvió renovada.