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«Nuestro único sostén es sentir que pudimos hacer algo por ese niño o niña, por esa familia que la está pasando mal»
por Cultura Paliativa
Ciudad de Buenos Aires, Argentina, junio de 2025
El Hospital de Pediatría Juan Pedro Garrahan (Ciudad de Buenos Aires, Argentina) está en crisis. “El Garrahan” es una de las instituciones pediátricas argentinas más icónicas del sistema público y gratuito de Salud. Pionera en trasplantes y en atención de alta complejidad, hoy se apoderan de sus paredes y equipos de trabajo sensaciones de profunda preocupación, tristeza y angustia. Se ve a diario en las redes sociales, en los medios de comunicación, en las redes informales de los equipos de Salud: quejas, reclamos, asambleas, amenazas de despidos, voces que se quiebran. En medio de esta tormenta, conversamos con el Dr. Hernán García, coordinador de una unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos histórica en nuestro país. Su voz, cargada de emoción, nos sumerge en la cruda realidad de una institución que lucha por no desmoronarse.

Trabajadores del hospital Garrahan volvieron a marchar a Plaza de Mayo. Foto: Jaime Olivos.
– Tu unidad es pionera en el país. ¿Cómo está afectando esta crisis al funcionamiento y la atención que brindan?
– Nuestra unidad fue la primera especializada en cuidados paliativos pediátricos del país, fundada hace treinta y tres años por la Dra. Rosa «Punchi» Germ, junto con la Dra. Verónica Dussel. Actualmente somos seis médicos de planta, además contamos con tres becarios en formación -como parte de nuestra función en la formación de recursos humanos-, dos enfermeras y trabajamos muy articuladamente con colegas del campo de salud mental, de servicio social, de farmacia, de rehabilitación, a través de la conformación de equipos multidisciplinarios. La crisis nos golpea duro. En el último año y medio, la situación se hizo mucho más difícil de sostener. De hecho, uno de nuestros compañeros, una persona muy valiosa, renunció hace unos meses. Nuestro único sostén es poder aliviar a nuestros pacientes, la devolución de cada familia, sentir que pudimos hacer algo por ese niño o niña, por esa familia que la está pasando mal.
Quizás estés leyendo esta nota y te preguntes qué es
y a qué se dedica un equipo de Cuidados Paliativos Pediátricos.
Mirá: en este video, Hernán lo explica con claridad.

Fotos: Hernán García.
– Uno de los temas centrales en la crisis actual que atraviesa el hospital es el reclamo salarial. ¿Qué impacto tiene en la motivación y la permanencia de los profesionales?
– Me parece importante describir, aunque muchos lo sepan, algunas características de cómo es el funcionamiento del hospital. Desde su nacimiento hace treinta y ocho años, se lo pensó como un modelo de gestión diferente al que estábamos acostumbrados a los hospitales anteriores, desde su organización hasta su arquitectura. Es un hospital de alta complejidad para la población pediátrica, que se caracteriza por el trabajo interdisciplinario, gestionado y coordinado por un médico clínico para tener una mirada integral del paciente. Otra de las características es el horario extendido, que permitió a nuestro hospital posicionarse como lo hizo. Durante muchas horas, muchos profesionales estamos pensando y asistiendo a los pacientes. Eso creó un diferencial con otras instituciones. Este modelo de hospital hoy se encuentra gravemente amenazado porque resulta muy dificil sostenerlo por los bajos sueldos de los profesionales y todo el personal. Hoy, los profesionales tenemos que completar nuestra tarea con otros trabajos por fuera del hospital para llegar a fin de mes. Un médico de planta está cobrando aproximadamente 1.800.000 pesos (aproximadamente 1500 dólares). No llegamos a fin de mes. Esto hace que se rompa el círculo virtuoso de la formación de profesionales: los más jóvenes no nos eligen, en parte por la crisis de la Pediatría en general y en parte porque los sueldos no son atractivos. Muchos terminan sus especialidades y eligen no quedarse por los mismos motivos: bajos salarios y una carga horaria de cuarenta y dos horas semanales con una retribución que no alcanza. Hoy este modelo está en riesgo. Da mucha tristeza pensar que esto no se puede mantener.
– ¿Qué rol ocupa la formación de profesionales jóvenes dentro de las muchas tareas que llevan a cabo en el día a día de la Unidad de Cuidados Paliativos?
– Nuestra unidad siempre buscó tener mucho enfoque docente a lo largo de todos estos años, permitiendo que el manejo del dolor, por ejemplo, se pudiera optimizar en todo el hospital, que el uso de fármacos opioides —como la morfina— sea algo que cualquier médico clínico esté capacitado para hacer. La docencia entendida como un eje de trabajo y gestión permitió incorporar en la atención diaria de nuestros pacientes cuáles son las preferencias, los deseos de cada familia al momento de la atención y el cuidado.
Y cuánta razón tiene Hernán.
Muchas y muchos profesionales de la Salud nos formamos en el Hospital Garrahan.
De acá, de más allá, incluso quienes escribimos y editamos esta nota.
Formarse no es un concepto abstracto: es la conjunción de saberes, pasiones y planificación.
Es un lugar, una trayectoria, son personas que deciden transmitir enseñanza a quienes están comenzando un camino.
Somos muchas y muchos profesionales de Salud, que sin ser hoy parte del hospital, también nos sentimos dolidos, impactados.

Trabajadores del Garrahan denuncian sueldos por debajo de la línea de pobreza y precarización laboral. Foto: Maximiliano Luna.
– El Garrahan siempre fue un modelo, un referente. ¿Sentís que ese modelo está en riesgo?
– Totalmente. Como te decía, el Garrahan, que se fundó en 1987, siempre tuvo un modelo de gestión diferente, con una fuerza de trabajo interdisciplinario y un horario extendido que lo posicionaron como un hospital de alta complejidad. Nuestra unidad de cuidados paliativos tuvo un gran enfoque docente. Hoy, lo único que nos sostiene es el amor profundo al hospital y resistir para que este modelo, que fue y es ejemplo —y que se erigió como el hospital modelo de Latinoamérica— se pueda seguir sosteniendo.
Sumamos un dato a lo que cuenta Hernán,
que puede dar una idea del impacto del Hospital Garrahan en el sistema de Salud argentino:
el 40% de los casos de cáncer infantil se atienden allí.
Sí, leíste bien: 4 de cada 10 niños o niñas con cáncer a lo largo y ancho de Argentina
en algún momento de su trayectoria son atendidos en este hospital.
Además, vale la pena señalar que el 30% de los pacientes atendidos cuentan con algún tipo de cobertura de Salud privada: por obras sociales o empresas de medicina prepaga, pero igual apelan al sistema público por su excelencia en casos de alta complejidad.

Fotos: Hernán García.
– Más allá de la atención directa en el hospital, ¿cómo afecta esta situación a la red de apoyo que construyen con otras localidades?
– Esa es otra de nuestras tareas esenciales. Cada vez que un paciente vuelve a su ciudad o pueblo, ayudamos a armar una red con el equipo local, ofreciendo asistencia conjunta y soporte. Esto, en general, se hace fuera del horario laboral, con teléfonos particulares y aunando buenas voluntades. Son redes informales que funcionan artesanalmente, pero que requieren de un enorme esfuerzo de cada profesional de la unidad. Con la situación actual, todo se vuelve más dificultoso y difícil de sostener.
– Hernán, la situación es compleja y desoladora. ¿Podrías contarnos cómo se vive este momento dentro del hospital?
– La situación es muy, muy complicada. En estos días los mensajes no dejan de entrar a los chats; son millones. Es una infoxicación, como cuando explotó la pandemia. Uno no tiene mucha disponibilidad mental para pensar en otra cosa. Hay una profunda tristeza. Caminás por los pasillos y te encontrás con compañeros… (se le rompe la voz al hablar) porque lo que estamos viviendo es muy, muy triste. Es como si alguien muy querido -en este caso, nuestro hospital- está muy grave, en riesgo. Es estar ahí, en el límite entre seguir y no seguir.
Días atrás, una de las enfermeras históricas del Equipo,
Mercedes «Meche» Méndez,
escribió una carta impactante al presidente Javier Milei.

Fotos: Hernán García.
– Es evidente que la situación es muy difícil. ¿Qué los impulsa a seguir adelante día a día?
– Lo único que nos sostiene son nuestros pacientes, la devolución de cada familia, el sentir que pudimos aliviar el dolor, que logramos que un niño se despidiera bien de su hermanito, que pudo volver a su casa para fallecer rodeado de sus seres queridos. Y por supuesto, el amor profundo al hospital, un modelo que es un faro para toda la Pediatría de Latinoamérica. La tristeza es inmensa, pero la resistencia es aún mayor. No queremos que este modelo, que tanto costó construir, se pierda.
La situación del Hospital Garrahan es compleja y evoluciona día a día.
Hace algunos meses este video se volvió viral.
Quizás ya lo viste.
Desde el momento en que hablamos con Hernán, apenas unos días atrás, aparecieron nuevos conflictos:
más renuncias, audiencias fallidas con los y las trabajadoras, marchas y más reclamos.
Desde Cultura Paliativa, mandamos nuestros abrazos
y abrimos nuestros corazones y este portal
como espacio de expresión y denuncia a cada integrante
de ese gran equipo de Cuidados Paliativos Pediátricos
y a cada trabajador y trabajadora de este querido hospital,
del cual aprendimos y seguiremos aprendiendo tanto.
+Cultura Paliativa
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