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Nutrición de cuerpo, mente y espíritu #1

«Ya no hay tratamiento, así que coma lo que quiera.” ¿Verdad o mito?

Desde los cuidados paliativos entendemos que no existe el “ya no hay nada más que hacer”, sino que hay otros tratamientos, tal vez no curativos, pero con objetivos paliativos y de control de síntomas. Por eso, desde la Nutrición paliativa consideramos que siempre existen maneras de acompañar los procesos de enfermedad desde la alimentación

Pero ¿por qué la frase del título es tan impactante para la persona que convive con una enfermedad y para sus seres queridos?

Vivimos en una sociedad dietista, en la que, ya sea en las consultas de Salud o en dispositivos de comunicación masiva, a lo largo de nuestra vida recibimos constantemente mensajes sobre qué es saludable o no comer. Por supuesto, siempre con la asociación de ciertos alimentos al bienestar y a la ausencia de enfermedad y de otros a la posibilidad de enfermar gravemente. 

En general, esto conlleva un claro mensaje: “Los alimentos más ricos son poco sanos”. ¿Quién no comió alguna vez algo considerado “comida chatarra” sin sentir un mínimo de culpa, o concurrió a un evento social donde se hicieran comentarios negativos en relación a lo “poco saludable” de lo que se iba a consumir allí? 

Entonces, en un momento de vulnerabilidad tal como es vivir con una enfermedad que condiciona la vida, escuchar esta frase trae pensamientos como “Ya da lo mismo qué coma, total no va a cambiar nada” y nos confronta con la gravedad de la situación y con una desesperanza que puede impactar negativamente en el cuadro general. 

A la vez, esta mirada deja a la alimentación en un lugar muy acotado, donde solo se la ve como un vehículo de nutrientes. Pero la alimentación implica mucho más: nuestra comida favorita, comer con otros, nuestro estado anímico, los síntomas presentes, el costo de los alimentos… Ni hablar de que ingerimos alimentos múltiples veces en un día, por lo cual se repite un momento desencadenante de estrés, que nos confronta con el límite y los cambios producidos en el propio cuerpo. No poder comer lo de siempre porque ya no lo disfruto o pensar que tengo ganas de comer un plato específico y cuando lo tengo enfrente no puedo comer más que un bocado son situaciones muy comunes cuando se transita una enfermedad, pero que sean habituales no las hace menos angustiantes.

Como en cualquier tratamiento, la Nutrición debe adecuarse siempre a cada situación en particular, debe considerar la enfermedad y favorecer el disfrute de la comida, pero también debe adecuarse al deseo o no de comer, a los síntomas que puedan estar presentes, a qué alimentos cada familia puede acceder por cuestiones económicas y de disponibilidad y a quién va a prepararlos, por poner algunos ejemplos de otras esferas.

“Que coma lo que quiera” es una frase muchas veces dicha desde el querer liberar la alimentación de restricciones innecesarias y con buena intención, pero puede provocar muchas emociones negativas en la familia que convive con una enfermedad. Desde la especialidad de la Nutrición sería un equivalente a decirle a una persona “que tome los medicamentos que quiera”.

Sí, es muy importante respetar siempre los gustos y preferencias. Eso va a mejorar la cantidad de alimentos que consumimos y las emociones relacionadas al momento. Pero resulta igual de importante acompañar y adecuar dichos alimentos a la situación que se está viviendo, de forma individualizada y teniendo en cuenta todo el contexto.

AILÉN AZUL PEREZ

AILÉN AZUL PEREZ

Nutricionista

Licenciada en Nutrición, especializada en Cuidados Paliativos y Oncología.

Vive y trabaja en la ciudad de Buenos Aires.

Su proyecto de difusión: Nutrición.4D

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