La muerte natural
por Alejandro Nespral
24 de abril de 2025
Cuando me toca ser parte de talleres, intercambios, charlas sobre el tema de la muerte, casi siempre en algún momento el debate pasa cerca de la afirmación “El problema es que en esta sociedad no se habla de la muerte”. No todo el mundo tiene la misma postura ni opinión, pero en general una porción grande de quienes están presentes siente comodidad con esa idea.
“El problema es que la muerte es un tabú, es algo de lo que no se habla”, decía alguien el otro día en el hospital.
Foto: Agencia El Vaticano
Busco rápido y encuentro una posible definición.
Tabú: prohibición social o cultural, a menudo de carácter ritual o religioso, que establece qué acciones, comportamientos o temas están estrictamente prohibidos y son considerados inaceptables o incluso malditos en una cultura específica.
Visto así, me cuesta acordar con eso de que la muerte sea un tabú.
Cada cual tiene su mirada, desde ya. Pero creo —no sólo creo sino que veo a diario— que sí se habla. A veces, más de algunos tipos de muerte; otras veces, más de otros. Pero hablar, se habla, se la muestra, se la consume en las noticias. Y no sólo ahí: en juegos, videojuegos, series, instagrams y facebooks.
¿Qué es hablar de la muerte para quienes creen que “en esta sociedad la muerte es un tabú”, es algo “de lo que no se habla”?
Porque pienso:
Hablar de que el Papa dejó de existir, definitivamente, es hablar de la muerte. Abrir cualquier portal de noticias y ver fotos de un hombre muerto —calmo, rotundo, irrevocable— es mirar la muerte. Involucrarse un rato en un programa de radio o un podcast que cuenta los ritos fúnebres de un líder religioso es escuchar sobre la muerte.
Feligreses asisten al rezo del rosario en honor al Papa Francisco en la Plaza de San Pedro | Ph: Ernesto Ruscio/Getty Images.
“Papa Francisco: las reglas del funeral que él mismo modificó para que sea más sencillo y despojado”, titula un periódico. De repente, un hombre se toma el trabajo de planear su partida, de explicitar sus voluntades, de dejar escrito: “Quiero que sea así”.
“Francisco murió a las 07:35 horas (05:35 GMT) de este lunes, a los 88 años, por un derrame cerebral y paro cardíaco” especifica no un diario, sino cientos. Me cuesta dejar pasar eso, la necesidad de aclarar cuál fue la causa, cuál fue el último clic de un organismo probablemente gastado. Hago un esfuerzo por entender por qué la causa ocupa ese lugar. A fin de cuentas, en cada muerte habrá una arteria que falle, un corazón que se detenga, unos pulmones que se cierren.
Foto: Agencia El Vaticano
Como sociedad, hablamos de la muerte; la asociamos al destino, a la tragedia, a la violencia, la miramos con lástima, con solemnidad, con atisbos de morbo.
Cada tanto muere un personaje rotundo y transcultural, y la conversación alcanza escalas planetarias. A veces, la muerte serena se abre paso entre el pogo de tantas formas de morir y llega a primera fila, y el acto de dejar de vivir surge como algo esperable, no escandaloso, casi rozando un calificativo infrecuente: la muerte natural.
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Alejandro Nespral
CULTURA PALIATIVA | Director
Médico paliativista y escritor. Vive en Bariloche desde 2010.
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