Para algunos, la espiritualidad y la muerte van de la mano; para otros, la espiritualidad y la vida son quienes van de la mano; y para muchos más, las tres van siempre juntas. El espíritu y el alma son metafísicos, parecen inaccesibles, pero en esos espacios impalpables buscamos poder construir sentidos sobre la vida y allí anidan las preguntas sobre qué pasa después de la muerte.
El libro Sigo aquí, no he partido. Coloquios de la vida y la muerte, de Pablo Asan, habla sobre estos temas en base a su experiencia personal atendiendo pacientes. Además de ser el autor de este texto, Pablo es especialista en Medicina Familiar y Cuidados Paliativos, trabaja en la clínica CCP BAIRES, contribuye al equipo médico de la Honorable Cámara de Diputados, y forma parte del staff de Medicina de Familia del Centro de Estudiantes e Investigaciones Médicas (CEMIC).
Dr. Pablo Asan. Foto: CCP Baires
¿Por qué la gente debería leer tu libro?
La verdad me encontré con personas que son ajenas al sistema de Salud y me han dicho que les ha ayudado mucho en el proceso de duelo y el acompañamiento. También hablé con cuidadores que me contaron cómo el libro los hizo replantearse algunas cuestiones que no son tan generalizadas, como la creencia en las almas, las distintas filosofías y sus interpretaciones de lo que es la muerte. El objetivo principal del libro es darles visibilidad a los cuidados paliativos, ya que muchas personas que lo leyeron me dijeron que no sabían de qué se trataban. Otro de mis objetivos fue plasmar mis vivencias con los pacientes, para que le puedan servir a la gente de la misma manera en las que me sirvieron a mí.
¿Por qué crees que los cuidados paliativos no están tan visibilizados?
Lamentablemente, los motivos son varios. Si bien hace dos años se aprobó la ley en el país, en las facultades no se habla sobre cuidados paliativos, y si se hace es de manera muy superficial, ya que no está en la currícula. Al médico lo preparan para salvar vidas; no para acompañar su final. No se le da la importancia suficiente a la salud emocional del paciente; solo nos enseñan a tratar niveles desequilibrados de glucemia, sodio, potasio, etc… Nadie nos enseña a tratar el dolor emocional del paciente ni el de su familia. Hay mucho desconocimiento acerca del tema. Si alguien te dice que es pediatra o dermatólogo, todo el mundo sabe de qué se trata, pero si yo digo “me dedico a los cuidados paliativos”, muchísima gente me va a preguntar qué es eso, y eso tiene mucho que ver con las facultades y los medios de comunicación, ya que es algo que no está normalizado, y es una lástima que así sea.
Por otro lado, también creo que actualmente existen muchas herramientas para dar mayor visibilidad, y especialmente que la gente sepa que gracias a la ley sancionada en 2022, las obras sociales también deben cubrir los cuidados paliativos como cualquier otra especialidad. Más allá de esto, yo creo que los cuidados paliativos no tienen tanta visibilidad también porque los mismos médicos no están siempre interesados en aprender algo tan integral e interdisciplinario, y es por eso que cada uno termina teniendo que involucrarse por iniciativa propia.
¿Qué son los cuidados paliativos para vos?
Tiene varias definiciones… A mí me gusta decir que es una filosofía con enfoque en el acompañamiento y el tratamiento interdisciplinario, que es lo que posiblemente más nos diferencia de otras especialidades, para pacientes que se encuentran atravesando una enfermedad crónica avanzada y potencialmente mortal, así como para acompañar a su entorno desde la palabra y el apoyo. Los cuidados paliativos son una enorme cadena en la que cada eslabón tiene la misma importancia, y si falla uno, todo el tratamiento se puede ver afectado; se le da el mismo peso a los síntomas físicos como a los emocionales para lograr la mejor estadía del paciente en el tiempo que le quede en este plano y acompañar a la familia durante todo el proceso, dándoles autoridad a ellos también, así como validez a sus emociones, para conseguir una unidad sólida entre el paciente, la familia y el equipo de Salud.
«Los cuidados paliativos son una enorme cadena en la que cada eslabón tiene la misma importancia, y si falla uno, todo el tratamiento se puede ver afectado…»
El libro abarca mucho la espiritualidad… ¿Vos creés en Dios?
Estoy muy convencido de que existe una fuerza superior omnipresente y omnipotente a la que la mente humana no logra acceder ni comprender al 100%, que ha creado y que maneja todo, sin necesariamente imaginar un “titiritero que controla a detalle con las manos”. Yo lo llamo dios, algunos tal vez lo llamen de otra forma. También creo en el destino y el libre albedrío, así como en la presencia del alma, y que esta sufre cuando un mal nos atraviesa, por lo que es importante estar bien abordado en todo momento a nivel emocional, y con el paso de los años, he visto muchas veces la diferencia entre los pacientes que sí creían en algo y los que no, especialmente relacionadas a la paz con la que transitaban las etapas de su enfermedad. Por supuesto que las diferentes visiones se respetan, pero en la mayoría de los casos, estar convencido de que algo te espera más allá de esta vida genera objetivamente una conducta más tranquila por parte de estos pacientes, comparado con los que creen que todo se termina acá.
«Sigo aquí, no he partido. Coloquios de la vida y la muerte«, de Pablo Asan, recientemente editado por Editorial Autores de Argentina.
¿Cómo le das consuelo al paciente que no cree en nada y se encuentra en estado de angustia?
Yo creo que cualquier paciente que está atravesando una enfermedad terminal y no cree en nada se puede encontrar angustiado, y hasta en muchos casos, es sabido que en esos momentos pueden comenzar a creer… a nivel personal y profesional yo no voy a intentar convencer al paciente de nada porque eso hasta le podría causar un mayor sufrimiento, pero sí le puedo transmitir esa paz que yo tengo para confortarlo, sin la necesidad de inculcar ideas ni de pasar convicciones, e incluso puedo hacer preguntas con un enfoque espiritual y filosófica, pero con el único objetivo de reducir la ansiedad del paciente y hacerlo reflexionar.
¿Qué es la muerte para vos?
Para mí es un paso más de la existencia. No creo que sea el final de todo. Soy un convencido de que existe la reencarnación y que las almas migran de cuerpo en cuerpo. El tema principal es que como humanos queremos entenderlo todo, pero tenemos una mente muy finita, y cuando algo no es posible de comprender para nosotros tendemos a descreer o disminuir los valores de esas ideas. Yo opto por creer que simplemente hay cosas que exceden nuestro uso de razón, y la muerte es una de ellas. El hecho de que signifique también el final de muchas cosas es lo que, como todo lo que finaliza y nos daba disfrute, lo vemos como triste, es por eso que no deja de ser algo lógico que la muerte sea vista de forma negativa a nivel global. La muerte es algo que debe darse, que es universal, irrevocable e irreversible, y esto al ser humano le genera cierto escozor porque es algo diferente a todo lo demás, y por mucho que avance la ciencia en todos sus ámbitos, la muerte siempre va a estar esperando a cada uno de nosotros, y a todo ser vivo existente, lo que en el fondo también nos toca el orgullo. Es algo que nunca vamos a poder resolver.
¿Se debería hablar más de la muerte?
Definitivamente, sí. Aunque siempre va a ser un tema tabú, principalmente en Occidente, a diferencia del mundo oriental, en donde el hinduísmo, el budismo o el taoísmo, por ejemplo, ven a la muerte como un traspaso del alma a otro sitio o cuerpo, e incluso como algo bueno, que es visto como un escalón más que sube el alma. En Occidente esto en general no es así, y se suele ver como algo triste. Como personas evitamos hablar de eso, evitamos que los chicos estén en contacto con ella mientras crecen; incluso si fallece alguien cercano a ellos, la mayoría de los adultos van a decirles lo ocurrido con mil términos y maneras diferentes pero sin utilizar la palabra “muerte”. Eso no está mal, pero desde mi punto de vista también es sano naturalizarla en todas las edades, para que se le pierda el miedo. Hay que darle a la muerte el lugar que merece, y mientras tanto, disfrutar la vida.
Para vos, ¿qué es llevar una buena vida?
Es algo personal, que cada uno se plantea según sus creencias, su cultura, su entorno y cómo fue creciendo. Yo creo que llevar una buena vida se basa en el equilibrio, en no vivir en los extremos, a pesar de los momentos muy lindos o muy desagradables que lógicamente nos pueden llegar a tocar. Hay que tratar de pasar la mayor parte del tiempo haciendo lo que nos gusta, y si eso que te gusta es tu trabajo, mucho mejor, así como también rodearse de buena compañia. Cuando uno logra todo esto en la vida, a pesar de las situaciones dolorosas que se puedan atravesar, siempre uno va a tener ese equilibrio que yo pienso que es ideal para una vida armoniosa.
«Hay que tratar de pasar la mayor parte del tiempo haciendo lo que nos gusta, y si eso que te gusta es tu trabajo, mucho mejor, así como también rodearse de buena compañia.»
¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de tu trabajo como paliativista?
He pasado por muchos trabajos en mi vida, y así como en muchos de ellos no podía mencionar algo que me gustara, en el caso de los cuidados paliativos es al revés, ya que no hay nada de mi trabajo que no me guste. Todo lo médico, humano, espiritual y emocional es lo que más me gusta… estar con un paciente, hablar con esa persona, tomarlo de la mano, mirarlo a los ojos, escuchar sus inquietudes, angustias, tristezas, miedos, y transitarlos con él no tiene precio, y sinceramente lo veo como un privilegio. Ponerme en el lugar de ellos desde el lado médico y humano, confortarlos, sentirlos y acompañarlos sabiendo que todos vamos a estar en ese lugar algún día es lo que más disfruto. Uno puede saber un montón de Medicina, pero hay cosas que no se aprenden en la facultad, y eso es lo que nos enseñan nuestros pacientes y sus familias. Los considero mis mejores maestros. Yo creo que todos tenemos una misión en la vida, y los cuidados paliativos son la mía.
¿Cuál es el aprendizaje más valioso que te llevaste de un paciente?
Que hay que disfrutar la vida, y focalizarnos en situaciones que realmente lo ameriten, así como no preocuparse por cosas que al fin y al cabo solo están en nuestra cabeza. Lo que más rescato de los pacientes como enseñanza es el respeto por la vida y por la salud; creo que no hay mejor profesor para eso que el que se encuentra al final de su camino, mira hacia atrás y, ya con la experiencia de haber vivido, estando cerca de sus últimos días, nos intenta dejar ese mensaje de aprovechar la vida.
«Sigo aquí, no he partido. Coloquios de la vida y la muerte«, de Pablo Asan, recientemente editado por Editorial Autores de Argentina.
¿Qué es la cultura paliativa para vos?
Para mí la cultura paliativa es aquella que necesitamos para, justamente, hacer conocer a los cuidados paliativos y todo lo que incluye el cuidado integral para acompañar a las personas que están atravesando situaciones desagradables en su vida, ya sea poniendo el cuerpo o el alma en esa situación, y me parece que esa cultura paliativa es la que cuenta con el granito de arena de profesionales y no profesionales que aportan algo, con la finalidad de ayudar al prójimo, a transitar un camino sinuoso de la mejor manera posible, aportando y a la vez recibiendo conocimientos y amor en el proceso.
Sean cuales sean las propias creencias, llevar una vida que termine llenándonos en todos los sentidos es sin dudas algo complejo de hacer, pero que definitivamente vale la pena intentar, porque el tiempo pasa y la muerte, tarde o temprano, nos va a tocar a todos.
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Pablo Gabriel Asan es médico especialista en Medicina Familiar y Cuidados Paliativos, trabaja en la clínica CCP BAIRES, contribuye al equipo médico de la Honorable Cámara de Diputados, y forma parte del staff de Medicina de Familia del Centro de Estudiantes e Investigaciones Médicas (CEMIC).
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