COLUMNAS

Nutrición de cuerpo, mente y espíritu #3

Cuerpo y cocina

¿Qué sucede con la alimentación de la familia cuando es la mujer quien enferma?

La acción de alimentar, que permite transmitir cuidado y salud, es una tarea que se asigna a las mujeres, responsables históricas de la alimentación en el núcleo familiar. Entonces, cuando la mujer se enferma, enfrenta la angustia de no poder realizar este acto por la progresión de la enfermedad y los cambios que esto provoca en las relaciones familiares.

Comer, un acto tan simple de la vida diaria que se toma como “normal” desde el sentido común, no lo es. Comer no es sólo ingerir alimentos sino que implica una forma de relacionarnos con el otro, comunicarnos, transmitir saberes y disfrutar.

El valor simbólico que poseen los alimentos permite el intercambio de saberes e ideas y determina así que el acto de comer se vuelva complejo. Elegir los alimentos y consumirlos no sólo tiene el fin de aportar nutrientes, sino también el de establecer mediante ellos lazos sociales en los que se puede transmitir amor y cuidado. A su vez, las emociones determinan qué alimentos elegimos, y así es como la tristeza o el miedo generan una disminución del apetito, por ejemplo.

Cuando un paciente se encuentra en etapa de cuidados paliativos, la progresión de la enfermedad impacta en la alimentación, generando principalmente una disminución de la ingesta. La angustia padecida y los síntomas que trae consigo la enfermedad se suman así a la angustia y negativa a la ingesta que ocurre como consecuencia. Este panorama empeora aún más cuando el entorno obliga al paciente a comer, ya que la negativa a la ingesta de alimentos, por todo lo mencionado anteriormente, se correlaciona con el final de la vida. Es así como la alimentación trasciende su función biológica y se convierte en un acto cargado de simbolismo y emoción, en donde es frecuente escuchar frases cargadas de preocupación:

“No come lo que le preparo”.

“Antes le gustaba mi comida”.

“Si no come, ¿cómo se va a recuperar?”.

“Le digo que al menos coma un poquito”

Esto ocurre porque los alimentos se asocian con el concepto de “salud”, lo cual los convierte en determinantes en la sensación de angustia padecida.

Ahora bien, cuando una mujer enferma, y es ella quien se encarga de la alimentación de la familia, la situación se vuelve muy compleja.

Existe una relación clara entre género y alimentación. La acción de alimentar, que permite transmitir cuidado y salud, es una tarea que se asigna a las mujeres, en su mayoría madres, ya que son definidas como responsables históricas de la alimentación en el núcleo familiar. La responsabilidad asignada en los hogares hace que continúen siendo, hoy en día, mayoritariamente quienes se encargan de las tareas dentro de la cocina, no sólo en la elaboración de alimentos, sino en todo aquello relacionado a la compra, almacenamiento y servido de las preparaciones.

Entonces, cuando la mujer se enferma, enfrenta el desafío de brindar cuidado al resto de los integrantes mediante los alimentos y la angustia que conlleva ir dejando de poder realizar este acto por la progresión de la enfermedad. Todo ello genera cambios en las relaciones familiares, ya que esta responsabilidad termina trasladándose a otro miembro de la familia, que generalmente no está preparado para asumirla.

Como profesionales de la Salud debemos comprender todos los cambios que ocurren en la alimentación de manera “natural” como parte de la progresión de una enfermedad grave. Además, debemos contribuir a reducir la angustia padecida, demostrando que la delegación del rol de responsable de la alimentación familiar no es motivo para sentir culpa, sino una forma de dejarse cuidar por la familia, quien tomará esa tarea sin dramatismo, tratando de cuidarse y cuidar a la paciente en un contexto de amor y atención, como antes lo hacía ella.

FLORENCIA YANET ÁLVAREZ

FLORENCIA YANET ÁLVAREZ

Nutricionista

Licenciada en Nutrición (UBA), especializada en cuidados paliativos y oncología.

Instructora de residentes del CeSAC 11 – Hospital Ramos Mejía – GCBA.

Miembro de  Nutrición.4D y de la AAMYCP.

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