José Pepe Mujica: Una narrativa existencial hasta el final
por Laura Ramos Barhoum
4 de febrero de 2025
El expresidente de Uruguay, de 89 años, recientemente ha manifestado sus deseos en torno a su propia e inminente muerte. “Ahora que tengo un cáncer, sé que me voy a morir pronto, pero ni pienso en la muerte; sigo haciendo proyectos. Mañana me despertaré muerto y chao”.
Para celebrar el recorrido de este hombre sencillo, su compatriota y paliativista Laura Ramos nos invita a recordar su sabiduría y su valor en la historia política de Uruguay y Latinoamérica.

La esencia de nuestro trabajo como paliativistas es aliviar y prevenir el sufrimiento evitable de toda persona que padece una enfermedad incurable y progresiva. Este enfoque se extiende más allá de los aspectos clínicos, e integra la comprensión profunda de la experiencia humana.
¿En qué consiste la experiencia humana? Según las palabras del expresidente uruguayo José Pepe Mujica, “la diferencia entre la vida humana y otras formas de vida es que (a la humana) podés darle, hasta cierto punto, una orientación. En términos relativos, puedes ser autor del camino de tu propia vida… y puedes darle un contenido o no… podés tener un sueño, pelear por una esperanza… La felicidad es darle contenido a la vida (…) Milagrosa es la oportunidad de haber nacido. Estamos hechos de la fuerza de volver a empezar… porque la vida, antes que nada, es DAR”.
Nacemos, nos desarrollamos, morimos… así transcurre el proceso. Así surgen las grandes preguntas: ¿De dónde venimos? ¿Qué hicimos con esta oportunidad? ¿Adónde vamos? Estas preguntas pueden guiar nuestra existencia o aparecer con más fuerza cuando esta “milagrosa” oportunidad de vivir está condicionada por la progresión de una enfermedad incurable… entonces, nos enfrentamos a la Muerte. Y paradójicamente, con ello, lo que realmente surge es la confrontación con la vida misma: ¿Hemos vivido? ¿Cómo hemos vivido? ¿Nuestra vida tiene un sentido?
Nuestro “trabajo”/“vocación” de paliativistas es acompañar la muerte biográfica para que las personas puedan abandonar su cuerpo físico en paz y con dignidad, hacia ese lugar significativo para cada uno, perdonando y perdonándose, si aún no lo han hecho… pero, por sobre todas las cosas, acompañamos a las personas a que puedan habitar profundamente el presente, aguardando con esperanza lo incierto y legando desde su sabiduría lo mejor de sí. Al acercarnos a la singularidad de cada persona, nos encontramos con seres que dejan enseñanzas y trascienden por su recorrido particular.

Mujica dijo que está “muy cerca de emprender la retirada de la que no se vuelve”, y asegura que su destino es ser enterrado en un árbol de su chacra donde está enterrada Manuela, su perra, que lo acompañó 22 años. Foto: Ximena Borrazas / SOPA Images / Sipa USA.
Pepe y su vida singular
Hay personas que, por diferentes circunstancias, se hacen estas preguntas en forma muy precoz en su vida. Este es el caso de José Mujica. La adversidad y la cercanía de la muerte lo han confrontado, en su rebelde juventud, con estas interrogantes y probablemente el dolor es lo que lo ha llevado a un desarrollo profundo como humano: Pepe es un ser que sobresale de la normalidad como un ejemplo de sabiduría, resiliencia y conexión consigo mismo, con los demás y lo demás.
Sus primeros años de vida transcurrieron en contacto con la Naturaleza, con la que se conectó a través de la comprensión y el acompañamiento de sus ciclos. La Naturaleza dejó una huella en su SER.
Y como lo natural lo deslumbró, esa conexión se convirtió en un vínculo sagrado, permanente, que favoreció su interrelación e interacción con la tierra, sus frutos, los animales y las partes del Todo, lo más simple. Más adelante, su forma de obtener conocimiento, a través de la autorreflexión permanente, lo ha llevado a autodenominarse “misántropo”.
«Más Porvenir”, el tema compuesto por Silvio Rodríguez, en el marco del proyecto que encabeza León Gieco denominado “Una Canción para Pepe”, en homenaje al ex-presidente uruguayo.
La singularidad de Pepe Mujica es dada por sus características y valores: la honestidad, la generosidad, la sencillez, la sensibilidad y, sobre todo, la coherencia entre su ser, su hacer y su pensar. Su vida siempre ha estado plena de significado y sentido, por lo que mantuvo su integridad, aun en la adversidad, sin declinar su propósito de llevar la sabiduría de la Naturaleza a la política, a sus seguidores y todos sus compatriotas de este pequeño país (en superficie) que es el Uruguay.
Experiencias de oscuridad, de desamparo, de desesperanza y de sufrimiento, e incluso el haber estado en las cercanías de la muerte, le han dado las herramientas para que desde su vulnerabilidad pudiera encontrar la fuerza para trascenderlas, sanar y adquirir un nivel superior de conciencia.
Su conexión con su esencia / consigo mismo se manifiesta en su lenguaje corporal. Cuando alguien lo confronta con preguntas cruciales, especialmente sobre la vida y la muerte, se genera en el auditorio una sensación conmovedora e inefable en función de sus contestaciones porque provienen de lo más profundo de su ser, no desde el intelecto o desde los sentimientos. Es decir, conecta con su profundidad, con su fuente de sabiduría, y desde allí responde. Pero también desde allí se conecta con los otros y es reconocido como persona y escuchado no solo por sus aliados, sino también por sus competidores e incluso por sus adversarios. Y llega a lo más profundo del otro, sea quien sea y esté donde esté. Su voz trasciende idiomas, culturas y fronteras.
Sin duda que su paso por la vida y este mundo no pasa desapercibido. Viene construyendo un gran legado desde muy joven, con la esperanza de colaborar en la creación de un mundo mejor y que su voz siga resonando, más allá de su propia vida.
«Venimos de la nada y vamos a la nada. Pero ojalá que me equivoque. Ojalá que exista un más allá y todo lo demás, pero no creo»
José Pepe Mujica
En los últimos días vienen apareciendo tímidamente grafitis en paredes de la ciudad, luego de que Pepe anunciara que se va de la política. Dicen “No te vas, estás llegando”, usando sus propias palabras. Esta frase, llena de contenido, anuncia una nueva etapa de su vida, que implica afrontar la enfermedad y su proceso, y aceptar la muerte como parte del ciclo de la vida. Pepe habla de su muerte con coraje y valentía, poniéndola en palabras y disfrutando de estar “en presencia” hasta que la Naturaleza lo decida. Y conmueve dentro y fuera de las fronteras porque nos interpela ante nuestra propia muerte y ante el para qué estamos todos y cada uno en esta vida que, de más está decirlo, es efímera.
José Mujica nombra sus miedos y le pide a Raquel, su médica de confianza, que lo acompañe, como lo ha hecho en las últimas décadas, que no lo deje sufrir, que lo mantenga en su chacra, cerca de sus vínculos significativos, porque está en paz y en un lugar seguro. Así, llegado el momento, podrá soltarse, desde la plenitud de su existencia. Así podrá dejar su cuerpo y quedar en la más absoluta libertad.

El expresidente uruguayo José «Pepe» Mujica, en su casa de las afueras de Montevideo. Foto: DADO GALDIERI – NYTNS.
«Yo creo que a nadie le gusta morirse. Porque estamos programados para querer vivir, pero sabemos que al final nos morimos. No le tengo miedo, tampoco la deseo. Pero por la edad que tengo, y las dolencias, es una compañera amarga que está cerca. La tengo que pastorear.»
José Pepe Mujica
Como paliativistas accedemos a la profundidad de nuestros pacientes. Así se crean caminos para acceder a la profundidad de nosotros mismos… Esa es la clave para practicar una medicina integral, de persona a persona.

Dra. Laura Ramos Barhoum
Médica internista, Paliativista, Psiquiatra, Mg. en Humanización de la Salud, Docente del Foro Iberoamericano de Espiritualidad en Clínica (FIEC).
Vive en Montevideo, Uruguay.
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